Eduardo Calla - BREVE ENTREVISTA
¿El teatro le sigue pareciendo un lugar profundamente misterioso?
R:El teatro es en sí mismo un lugar de investigación. En el que la creación está al servicio del momento en el que se encuentran espectadores con la obra viva. Este lugar de presente único e irrepetible en sí mismo es sin duda misterioso. El trabajo autoral en teatro es de exploración, de ensayo, de investigación. El misterio que implica debe ser aborado con rigurosidad, sistematizado, de modo tal que ese misterio comience a hacerse perceptible, aprehendible. Lo importante es que cada pregunta respondida, multiplique nuevas preguntas, y por tanto permita seguir profundizando en su misterio.
¿Por qué nos interesamos por otros personajes y sus vivencias sobre el escenario, cuando podríamos fijarnos en lo que nosotros vivimos a diario? ¿Por qué necesitamos esa ficción?
R: Para mi, el texto teatral necesariamente tiene que dialogar con el presente. No tiene que representar, pero sí dialogar. Eso quiere decir que de algún modo mis vivencias, mi presente, se encuentran plasmados en mi trabajo. Ahora bien, yo procuro que no sea didáctico, que no esté digerido para el espectador, porque de ese modo no hay preguntas y no se trabaja con el presente. Procuro que en mi trabajo, mis vivencias se encuentren a modo de preguntas (no de respuestas o mensajes), que lleve a un cierto tipo de reflexión desde el cuestionamiento.
¿Cómo se convirtió en dramaturgo?
R: Me acerqué a la escritura teatral tras un tiempo de formarme y trabajar como actor. Descubrí que era el lado desde donde quería trabajar y mirar el teatro, el cuál se complementó posteriormente con la dirección. Mi maestro y principal guía en un inicio fue el dramaturgo francés Hubert Colas con quien trabajé un buen tiempo en el marco del proyecto Tinstas Frescas de Francia para Latinoamérica.
¿Se puede hablar de un estado del teatro en Bolivia? De ser así, ¿cuál es su situación actual?
R: En Bolivia toda la producción teatral es privada. No hay figura de apoyo en producción por parte del estado, ni fondo concursable, ni otra forma de acceder a un soporte de producción desde el estado. En ese marco, de ausencia estatal, es posible decir que hay una gran cantidad de producción, de salas y de iniciativas de difusión del teatro boliviano. Igualmente, y con espalda propia, tenemos una Escuela Nacional de Teatro. Un panorama difícil, en el que sobrevive el trabajo gestionado por los propios creadores.
¿Qué sucede con la crítica de teatro en Bolivia?
R: Aún en gestación. Se puede contar con los dedos de una mano la cantidad de personas que se esepcializan en investigación del teatro en Bolivia, y más limitada aún la cantidad de personas dedicadas profesionalmente a la crítica teatral en Bolivia. Es una de las grandes ausencias y dificultades en nuestro pequeño sistema.
¿Cuál deber ser el papel del Estado hacia las artes escénicas?
R: Como ya lo mencioné antes, está completamente ausente en la producción. Tiene cierto apoyo en organización de eventos como Festivales o plataformas de difusión, y por ley entrega un premio anual de cultura, que tiene alcance en teatro.
¿Cómo se ha modificado la escritura dramática a partir del cruce de disciplinas artísticas? ¿El teatro sigue contando historias?
R: No necesariamente. El teatro puede contar historias, o no. Y creo que esa es una decisión autoral, y es parte de la construcción de discurso de cada artista.
¿Se puede hablar de un teatro de riesgo o se trata del riesgo de hacer teatro?
R: Si no hay riesgo en la producción, el arte se convierte en artesanía. Si se trata de repetir modelos, no hay riesgo, y por lo tanto no hay creación artística, hay sólo una multiplicación de formas y contenidos. El teatro para sostener su identidad de creación artística tiene que tener riesgo.
Existen creadores escénicos que aseguran que el proceso de escritura no se completa hasta que se ha llevado a cabo la puesta en escena, ¿es cierto? ¿Por qué?
R Coincido. La palabra escrita en teatro se significa al momento de llegar al cuerpo del actor, y este en la escena. El teatro, reitero, es presente, es el ahora único que se produce entre la escena, el actor/actriz y el espectador. Ese momento único e irrepetible es el lugar donde reside el hecho teatral. La escritura teatral está al servicio de ese momento.
¿Para ti, que significa hoy “la palabra” en el teatro? ¿Cuál es su función? ¿Qué modalidades hay, que ya no son las arquetípicas?
R: Para mi es uno de los elementos centrales del teatro, su presencia o ausencia, el uso y lugar que se le de, es el camino que constituye el estilo del trabajo. Y como ya mencioné, el discurso del autor va estructurándose de acuerdo a estos elementos.
¿Qué le hace falta al teatro de Bolivia?
R: Apoyo del estado. Desarrollo de crítica profesional especializada en teatro.
¿Cómo está o como ves el panorama teatral de Latinoamérica?
R: Eferveciente. Se gestan nuevas generaciones y se multiplican los lenguajes y los puentes de creación. Creo que el panorama teatral Latinoamericano sigue siendo inquitante, y eso es bueno. Hay diálogos y plataformas que permiten hoy (más que antes) que las fronteras sean permeables, y por lo tanto que el movimiento de lenguajes teatrales sea más dinámico que antes.
¿Qué dramaturgos o autores de tu generación representan el teatro o la dramaturgia Boliviana?
R: Destacado los trabajos de Diago Aramburo y Claudia Eid, creo que son autores de gran trayectoria y con voces individuales de gran potencia. Ambos dramaturgos y directores. De igual manera, hay una gran cantidad de autores, directores, actrices y actores que tienen sostenibilidad en su trabajo, y componen una estructura sólida que permite la trascendencia del teatro en Bolivia.
¿Qué dramaturgos o autores te influenciaron o influencian en tu manera de escribir teatro?
R: Mis influencias son muy variadas! La formación en teatro es continua, permanente. Al ser un proceso dinámico, las influencias van cambiando y van interactuando, y de ese cruce van surgiendo nuevos parámetros.
¿Conoces dramaturgos o tienes referencias del teatro o de la dramaturgia latinoamericana?
R: Por supuesto. Muchos muchos. Muchos. Mi creación va peremandose permanentemente por las teatralidades que voy conociendo.
¿Qué ventajas tiene actualmente la tecnología para el arte dramático en:
a. Difusión,
b. Contacto,
c. Intercambio Cultural Instantáneo,
d. Otros?
R: Creo que las nuevas tecnologías permiten el encuentro y reconocimiento entre autorías y teatralidades de diferentes latitudes. El reto está en que esas aproximaciones trasciendan las anécdotas y pueden constituirse en encuentros. En ese encuentro es que se desarrollan nuevas oportunidades.
¿Cuál es tu visión y opinión sobre el proyecto de la muestra DNI+D?
R: Es una gran gran iniciativa. Se une a otros esfuerzos que se realizan para generar puentes. Es el modo en que se están gestando nuevos movimientos de creación.
El proyecto de la muestra DNI+D procura, justamente, el encuentro y cruce de miradas, que vayan más allá de la anécdota. La muestra es un esfuerzo de gran valor, coherente con el estado y el movimiento actual del teatro en Iberoamérica.